lunes, 16 de abril de 2012

April~


Las llaves y a su pequeña amiga eran todo lo que necesitaba para salir de casa.
Comenzó a caminar hasta llegar a aquel lugar, al de siempre. Era un lugar como otro cualquiera para todos, pero ella veía allí un pequeño trozo del mundo donde refugiarse. A salvo de miradas de conocidos, a salvo de cualquier intruso. Ese era su lugar.
Se sentó allí, mirando hacia el mar, sintiendo como el viento movía su pelo con violencia y como el sol empezaba a calentarle la espalda.
Suspiró mientras escuchaba por los auriculares de su mp3 una canción deprimente, de esas canciones que nunca deberían de haberse escrito y mucho menos publicado. De esas canciones que están hechas para almas errantes, como la suya.
Así que allí, sentada, observando las pequeñas olas y los pájaros que revoloteaban por encima de su cabeza, allí, sacó a su pequeña amiga. Esa amiga que, por desgracia, tantas veces había sacado a pasear. Esta vez era distinto. Esta vez iba a romper con todo lo anterior.
Subió la manga de su camiseta, dejando ver cientos de cicatrices que cubrían su piel. Respiró profundamente y, sin mirar lo que se hacía a si misma, deslizó a su amiga por su antebrazo, cortando cada anterior herida, cambiando el sentido para acabar con todo.
Cerró los ojos y dejó caer aquella jodida cuchilla manchada de sangre. Apretó el puño con fuerza, miró al frente y su cerebro le mostró lo que tenía que hacer ahora.
Se levantó, caminó un trecho hasta la casa de la persona a la que más quería en aquel mundo, dejando un reguero de sangre por toda la ciudad.
Subió a duras penas las escaleras de aquel edificio, llamó al timbre, le vio y, antes de desplomarse en aquel frío suelo, hizo lo que debería de haber hecho hacía mucho tiempo:
-Cariño, ayúdame.

NEVERMIND

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